Estos son los diarios de un aprendiz que pretende descubrir el Dharma y su significado.
Hace 2500 años comenzó un camino, decidí unirme a él,
el 4 de noviembre de 2009 de la Era Común.

miércoles, 30 de junio de 2010

El resplandor del Dharma*

*Charla ofrecida en la reunión de Sangha del 30/6/2010

En primer lugar quiero dar las gracias a Yashodeva por ofrecerme la posibilidad de que hablase sobre Ratnasambhava en la reunión de la sangha de los miércoles. La verdad es que cuando me lo dijo la semana pasada, le comenté que como aquel quien dice me lo acababan de presentar porque no había explorado el Buda del sur.

Después de una semana de un intenso propósito de conocer a Ratnasambhava me he dado cuenta que Ratnasmabhava ha estado muy presente en mi vida como budista y que no era tan desconocido para mi como creía.

Ratnasambhava se encuentra al Sur del Mandala y es conocido como el nacido de la Joya en su esfera Gloriosa. Personifica la Sabiduría de la Igualdad. Es de un color amarillo, como un campo de maíz maduro brillando al calor de la luz del mediodía. Va vestido ricamente con sedas reales que denota su gran riqueza (Subuthi, 1992). Ratnasambhava esta asociado con la riqueza de todos tipos. Como he comentado en su corazón resplandece la sabiduría de la igualdad y saber lo que es uno mismo sin tener que recurrir a compararse con los demás. Su sabiduría rescata los factores comunes de la experiencia y ve todos los aspectos de la vida. Todo se percibe como si tuviera la misma naturaleza fundamental: la vacuidad. Por debajo de las diferencias externas de las cosas subyace la realidad, aunque no debe pensarse que esa realidad es una entidad sustancial, sino un principio de creatividad que subyace a todas las cosas. Al identificar la naturaleza fundamental de la realidad, las diferentes formas que adopta la misma no tiene tanta importancia. La forma, la identidad ya no tiene tanta importancia porque todas las formas son iguales en su esencia. Es por eso que se dice que Ratnasambhava transciende la pasión del orgullo y la transforma en mismidad: aquello por lo cual se es uno mismo, sin tener que compararse a los demás.

El orgullo es el fracaso de la esfera humana, porque la conciencia del yo y del ego puede degenerar muy fácilmente en engreimiento. Es por eso por lo que Ratnasambhava es el buda que se encuentra en el mundo de los humanos en la rueda de la vida.

Vessantara (2005) afirma que el único reino de la rueda en el cual se puede sentir apoyo de los demás es el reino humano. Con la ayuda de Ratnasamhava se puede transformar el orgullo en samatajnana, la sabiduría de la mismidad. Con samatajnana puedes trascender el orgullo y la falta de autoestima, porque es en el reino de los humanos donde podemos empatizar con los demás. Empatizando con los demás te haces rico en sus riquezas. Este es el mundo en el que nos podemos regocijar de los méritos, apreciando las buenas cualidades de los otros y regocijándonos en su felicidad.

Ratnasambhava significa el “que produce joyas”. Se le ha identificado como el buda de la generosidad. Es infinitamente rico y da abundantemente a todos porque todos los seres son igual de preciosos. Su elemento es la tierra, dado que al fin y al cabo la arcilla y los elementos de la misma son los que componen a todos los seres.

Ratnasambhava ve la riqueza creativa inherente a todas las cosas y la belleza trascendental que impregna el universo entero. Sangharakshita (1993) afirma que es el Buda de la belleza. La contemplación de la belleza tiene un efecto refinante y transformador sobre nuestras emociones, las cuales normalmente están ligadas a aquellas cosas muy básicas que queremos y necesitamos. La contemplación de la belleza puede llevarnos a trascender el placer hasta alcanzar una visión refinada de la existencia.


En la forma que adopta Ratnasambhava, su mano izquierda descansa en su regazo y su mano derecha con el mudra varada, baña el mundo con cosas preciosas, y nos muestra una joya. Simbólicamente es la triple joya del Buda, el Dharma y la Sangha, formalmente se dice que es chintamani. Chintamani es la joya que concede todos los deseos. Es la misma joya que Avalokitesvara guarda entre sus manos. Es la misma que se encuentra en el loto cuando recitamos el mantra de Avalokitesvara Om Mani padme hum. Es la joya que tenemos entre nuestras manos cuando reverenciamos al Buda. Es una joya que todos poseemos en nuestro interior.

El animal de Ratnasambhava es el caballo, que está asociado con la partida histórica del Buda la noche que se fue de su palacio montando en un caballo acompañado por su joven auriga. El caballo en el simbolismo budista es la encarnación de la velocidad y la energía en forma de aliento vital. (Sangharákshita, 1993)

Mámaki es la consorte de Ratnasambhva. Su nombre significa “la Dama que lo hace todo mío” . Mámaki al estar iluminada no lo hace en un sentido egoista, sino considerando que todos somos uno, por tanto Mámaki goza a todos, los disfruta a todos y los toma en consideración como si fuera ella misma porque no ve diferencia entre si misma y los demás. (Sangharákshita, 1993)

Por último me queda hablar de Srimat, la tierra pura en la que habita Ratnasambhava. Al preparar esta charla uno de los aspectos que me llamó la atención en el texto de Vessantara es la alusión que hace a la abundancia del tiempo y la energía y recordé una película que me gusto en su momento y de la que voy a rememorar algunos aspectos en esta charla. Se trata de Star trek: insurrection. Esta película se desarrolla en el planeta de los Ba’kú. Los Ba’kú son un pueblo que con una gran capacidad tecnológica y destructiva se refugian en un pequeño planeta de anillos que tiene una peculiaridad especial. Los anillos del planeta emiten una radiación metafísica que regenera constantemente las estructuras genéticas de los seres vivos que habitan en él, de forma que los seres no envejecen. Esto ha hecho vivan allá más de trescientos años y que sus cuerpos se regeneren de forma continua y no envejezcan. Vivir tanto les ha permitido que desarrollen una gran disciplina mental, una gran claridad de percepción. El tiempo ha dejado de ser importante. Hay abundancia de tiempo y cuando vives en ese mundo dejas de revisar lo que hiciste ayer, piensas en el ahora, y dejas de pensar en el mañana. Con esta visión de la existencia son maestros en vivir lo que ellos llaman, experimentar el momento perfecto en el tiempo.

Es un momento en el que el tiempo parece detenerse y podrías quedarte a vivir en ese momento, porque el tiempo lo puedes hacer todo lo eterno que tu desees.



Los habitantes de Ba’kú, ya no exploran las estrellas porque han descubierto que en un solo momento puede ser un universo donde eres consciente del ahora.

Yo creo que ese mundo de los Ba’kú es la tierra pura Srimat en la que habita Ratnasambhava. Y es aquí donde voy a enlazar con lo que decía que Ratnasambhava había estado muy presente en este último año. Me explicaré; yo me he introducido en la práctica del budismo de la mano de Dharmakirti. El resplandor del Dharma me ha permitido ver la luz sin que el rayo me toque. Percibir la luz de Ratnasambhava sin conocer a Ratnasambhava. Digo esto porque Dharmakirti, cuya práctica es Ratnasambhava me ha enseñado a experimentar el momento perfecto en el tiempo, y a poder encontrar en algunos instantes Srimat.

No es casualidad que el proyecto Srimat para construir un nuevo Centro Budista haya dado como fruto este centro (Centro Budista Valencia, 2007). Un lugar que irradia belleza, creatividad y paz, un lugar donde reina la amistad y metta, donde podemos revelar los tesoros de la vida espiritual, y despertar a su solidaridad y suprema sabiduría.

Dharmakirti me ha mostrado el camino a Srimat, y estoy seguro que algún día llegaré a Srimat, y parafraseando a Saddhakara cuando cita el poema de Kavafix — Viaje a Ítaca— para referirse al noble sendero óctuple. Realmente lo importante no es como es Itaca sino lo sabio que te has vuelto en el camino.

Referencias
  • Centro Budista Valencia (2007). Srimat nuevo CBV [Blog], http://srimat.blogspot.com/, Consultado 27/06/2010.
  • Frakes, J (1998) Star trek IX: insurrection. [DVD]. Madrid: Paramount.
  • Sangharákshita (1993). El Budismo: la enseñanza y su práctica. Valencia: Fundación Tres Joyas.
  • Subhuti (1992). La rueda, la espiral y el mandala. Barcelona: Edicomunicación.
  • Vessantara (2005). La joya que concede deseos en el sur. Valencia: Centro Budista Valencia. Disponible en http://www.budismo-valencia.com/cincobudas/Ratnasambhava.htm, consultado 27/06/2010.

domingo, 6 de junio de 2010

La burbuja

A veces hechos insignificantes te hacen mirar atrás. Ayer busqué una receta de arroz turco, la tenía en la libreta que Dharmakirti nos sugirió que nos acompañase cuando comencé el curso de Respiravida. La primera anotación que tengo es de mediados de mayo de 2009, mirar la fecha me ha hecho contemplar el tiempo transcurrido.
En los medios de comunicación se habla de la burbuja inmobiliaria, que si ha estallado, que si no. Para mi hablar de la burbuja es hablar de una burbuja en la que quería permanecer sin que nada cambiase, sintiéndome seguro y queriendo recrearme en una felicidad ignorante.
 Pero la única verdad universal que realmente se puede reconocer, la impermanencia, hizo estallar mi pequeña burbuja en octubre de 2008. Todo aquello a lo que me quería aferrar había desaparecido, todo ello se había transformado y la vida me obligó a reconocer la belleza del cambio y a soltar el apego a aquello a lo que me aferraba y  deseaba como inmutable.

Reconozco que el apego a aquello que me hacía sentirme seguro y que me hacía permanecer en aquella burbuja me obligó a renunciar a las emociones, a las sensaciones  y a disfrutar de la alegría de la vida. Pero de todo esto no me di cuenta hasta que la burbuja estalló.

Afortunadamente la burbuja estalló y hoy vivo abierto a la vida, abierto al cambio, soltando todo aquello que me hace aferrarme y desarrollar apego e intentado gozar del momento presente, regodeandome en el instante, e intentando no encadenarme tanto a aquello que me gusta o que me desagrada. No es tarea fácil, pero sólo requiere practicar.

Llevo meditando a diario más de hace un año, y la meditación ha supuesto aprender a contemplar la impermanencia. A alejarme de los pensamientos, las emociones y las sensaciones y no verme arrastrados por  todos ellos. Curiosamente ahora cuando tengo pensamientos torpes, no me martirizo ni me recrimino. Cuando me encuentro triste o desanimado intento contemplarlo sin añadirle más emociones de culpabilidad, o intentando buscar el porqué a esas emociones que son pasajeras, intento vivirlo sin que me perturbe. Y ahora estoy intentando aprender a gozar de las emociones y experiencias positivas sin intentar aferrarme a ellas. Esto es casi más difícil porque cuando vives algo positivo quieres que no acabe y si cesa quieres que vuelva.

Este lunes pasado tuve una experiencia gozosa como hacía tiempo que no había tenido. Fue gozosa tanto por la experiencia en si, como por el hecho de haberme permitido vivirla habiéndome despojado de miedos, represiones y autorestricciones. Quizá lo más gozoso de todo fue que lo viví como un regalo del universo, sabiendo que tenía principio y fin, y que no me estaba aferrando para que la experiencia no acabase. Y es quizá esto lo que más alegría y contento me produjo porque al no aferrarme, la resonancia y el eco de esta percepción hizo que el gozo se amplificase infinitamente.

La única manera de encontrar paz en nuestro interior, de encontrar el camino que conduce a la liberación, es la de cambiarnos a nosotros mismos y no intentar cambiar el mundo.
Ayya Khema, 1994

viernes, 30 de abril de 2010

La roca

Me encuentro bien. Después de tempestades turbulentas, me encuentro bien. Ya comenté en una entrada anterior que me encontraba dando vueltas alrededor de una gran roca en medio de mi camino que me impedía avanzar.  Y me encontraba dándole vueltas y mas vueltas, y lo único que estaba era cavando ese surco al que Saddhakara se refiere cada vez que hacemos girar la rueda de la vida. Un surco cada vez más hondo que estaba haciendo que la roca pareciese una gran montaña inexpugnable.
El otro día me volví a ver en el camino; para ser mas preciso, mas bien dentro de la zanja. Y me encontré de nuevo dando vueltas. Ignorancia, avidez, rechazo ... dando cada vez mas vueltas al tiovivo, subiendo y bajando en el caballito de feria, aferrado con mi apego a la barra que lo hace subir y bajar.
Y decidí parar... me aparte la orejeras.

Cuando no te gusta algo... puedes cambiarlo, o conformarte. Yo había decidido seguir la senda de conformarme, ejerciendo una ignorancia activa que miraba de reojo al espejo porque no deseas mirar lo que ves...Ignorancia activa.

El efecto liberador del dharma es mágico. Cuando me comprometí a seguir los preceptos éticos supuso asumir la senda de abstenerme de mentir. No creí que el efecto transformador fuera tan grande. Creí que era difícil no mentir a los demás aunque lo realmente más difícil es no mentirse a uno mismo. Y es aquí cuando reconozco que me he mentido continuamente de forma sutil con esa ignorancia activa.

Y no deseo mentirme más, quiero ser honesto conmigo mismo.
Mientras escribo esto Alaska canta: "Malgasto mi talento destrozando a los demás, propagando mil mentiras, disfranzado la verdad. Estoy perdiendo un tiempo que no voy a recobrar. Parece que mi vida no da para más" 
... Sincronicidades...
Tengo miedo a decirme la verdad. Reconozco que no me gustan algunas partes de mi cuerpo, reconozco que no me gusta mirarme al espejo. Por eso lo reconozco y miro al espejo de la rueda de la vida.
He de decir que verbalizar esto, mirarlo y escribirlo tiene un gran efecto liberador que supongo que culminará cuando decida publicarlo.
Y en eso estoy, disfrutando del gran gozo que supone no mentir a los demás, pero especialmente no mentirme a mi mismo. Para acabar de redondear ese gozo del momento presente, sincrónicamente, leí el texto de Saddhakara "Un tiesto más grande".



Por buscar el logro espiritual de los otros, no obstante, no debe uno ser negligente en la búsqueda del propio logro. Percibiendo claramente la propia meta, permita que otro intente su propio resultado. Dhamapada, 166

martes, 6 de abril de 2010

El retiro en Guhyaloka

En marzo pasado, mientras Valencia celebraba las Fallas, estuve de retiro en Guhyaloka. He de decir que en general el retiro fue  robusto y recio, no tanto por las especiales condiciones de vida del retiro que te alejan de las comodidades cotidianas como pueden ser un aseo con agua caliente o un wc, sino más bien por las turbulencias que se desataron en mi interior.
He de decir que tenía cierta curiosidad por saber que era aquello de la práctica de género, y he de reconocer que al principio no me gustó mucho... en parte porque me retrotrajo a la época infantil en que niños y niñas íbamos a la escuela separados. Ahora que lo pienso muy posiblemente rememoré la sensación aquella de estar solo entre chicos y todo lo que en su momento "padecí": una persecución vil y despiadada por ser diferente, ser muy sensible y no ser un niño al que le gustase jugar al futbol. Hoy se diría que lo que padecí de chico fue acoso escolar o bullying.
El aprendizaje que supuso para mi estar entre chicos fue que debía ocultar al máximo cómo era, qué pensaba y qué sentía. Porque ser veraz, decir lo que piensas o cuáles son tus sentimientos a lo único que te llevaba era a ser juzgado y condenado por ser diferente. Ahora entiendo porqué me cuesta relacionarme tanto con los hombres, y ese irracional miedo a ser juzgado por ellos.
El retiro me sirvió para reconocer estos esquemas como esquemas propios, que en su momento puse porque fue necesario pero que ahora ya no tienen ningún sentido. 
En una conversación con Dharmakirti reconocí que el "problema" estaba en mi y que era un buen momento para comenzar a trabajarlo.
Y así lo hice, una vez que había reconocido que los viejos esquemas estaban ahí decidí, comenzar a demolerlos y decidí dejar fluir mis emociones y comenzar a expresarme libremente. Lo cierto es que en una sesión de compartir en grupo tras exponer un par de cuestiones personales, volví a tener la sensación de estar siendo juzgado por un par de personas. En circunstancias normales no me habría afectado, pero en esta ocasión si que me afectó y me sentí dañado. Tengo claro que lo que me dañaron no fueron las palabras de los demás, sino que lo que me dañaron fueron mis pensamientos y que añadí un valor adicional a las palabras. 
Para añadirle mas caldo al potaje estuvimos en tiempo de silencio y me quedé con todo ello macerando toda la noche. 
A la mañana siguiente, bajo un thangka con Avalokitesvara, en la meditación de Metta Bhavana decidí trabajar la compasión —karuna— como la trabajé en el curso que hice con Paramachitta sobre las cuatros Bramha-viharas. La verdad es que cuando llegué a la quinta etapa de la meditación rompí a llorar y tuve que levantarme del cojín porque no lo pude soportar más... silencio hasta el desayuno.

Ese día la charla  fue impartida por Dharmakirti, habló de Avalokiteshvara, el señor que mira los sufrimientos del universo con compasión infinita, y de la mítica piedra chintamani que este bodhisatva lleva entre sus manos. 
Cuando en aquel momento Dharmakirti hablaba de la piedra chintamani, recordé la piedra azul que hasta entonces llevaba en mi bolsa a todas partes. Desconozco como llegó hasta mi bolsa pero sé que es una piedra lapislazuli de una bolsita con piedras que compré en el Parque Nacional de Muir Woods en San Francisco. Cuando  me di cuenta que aquella piedra se encontraba en mi bolsa, asocié su presencia con el Dharma —llegó a mi para proporcionarme paz, serenidad y sabiduría — y pasó a ser una joya de gran valor de la que no me quería desprender.
Quizá la experiencia espiritual más intensa transcurrió en la puya de aquella noche cuando abandonando el apego, brindé a Avalokiteshvara la joya azul que me acompañaba en mi bolsa. 


He de decir que el retiro me ha permitido conocer mejor a algunas personas, disfrutar de la bondad de Dharmakirti, del entusiasmo de Javier, de un nuevo amigo Xavi o de la gran sabiduría de Enric.
Sin duda alguna ha sido un gran retiro, un retiro robusto.

OM MANI PADME HUM

domingo, 21 de febrero de 2010

Resistencias y el primer precepto

Llevo un par de semanas resistiéndome a escribir. Todo surgió hace dos semanas cuando en el curso de la rueda de la vida se comenzó a tratar el tema de los preceptos éticos. Vi algo, y ese algo me gustó tan poco que hice como la figura del cerdo de la rueda, dedicarme a mirar mi hocico y no mirar mas allá de mis narices porque lo que veía no me gustaba.
Ahora que escribo estas palabras reconzco que tuve miedo a ver lo que contemplé, y creo que es momento de mirarlo de frente para poder romper el círculo vicioso.
Los preceptos en tanto que principio éticos se plantean desde la perspectiva de evitar los Akusala-karma, o practicar los kúsala-karma.
El término kúsala es un término muy importante en el budismo que tiene varios significados como inteligente, hábil o experto. "El término kúsala-karma o acción hábil significa la acción dirigida a asegurar, tanto a quien la realiza como a los demás, los mejores resultados posibles en cuanto a felicidad, conocimiento y libertad, es decir, una acción que tiene constantemente en cuenta la ley del karma" (Sangharakshita, 1997)
Akúsala-dharma supone fundamentalmente comprometerse a seguir la senda de:
  • No matar o no ejercer la violencia.
  • No tomar aquello que no me pertenece.
  • Abstenerme de conducta sexual incorrecta.
  • Abstenerme de mentir.
  • Abstenerme de intoxicar la mente.
Por su parte los Kusala dharma son la versión positiva de los preceptos:
  • Con acciones de amor y bondad purifico mi cuerpo.
  • Con generosidad sin límites purifico mi cuerpo.
  • Con tranquilidad y sencillez purifico mi cuerpo.
  • Con comunicación veraz purifico mi habla.
  • Con consciencia clara purifico mi mente.
El término kúsala no se aplica a la conducta humana considerada bajo los términos de correcta o incorrecta en un mero sentido abstracto o comparativo. Se aplica en relación a una muy definida noción de conducta hábil que conduce a la iluminación, mientras que el término akúsala se refiere a una conducta torpe que nos aleja de la iluminación.
Me gustaría ahora abordar de forma conjunta la versión kúsala y akúsala para intentar extraer las consecuencias que pueden tener dichos principios éticos en mi conducta cotidiana. Para ello y en esta entrada abordaré el primer precepto.

Me comprometo a seguir la senda de no matar o ejercer la violencia o con acciones de amor y bondad purifico mi cuerpo.
Dice Sangharákshita (1997) que "la violencia es muy común, aunque sólo de manera excepcional se manifieste en la acción de matar. En otras palabras puede decirse que los seres humanos actúan con más frecuencia movidos por el poder que por el amor. Pero ¿qué es el poder? En este contexto el "poder" significa simplemente la capacidad de utilizar la fuerza; violencia es el uso de esta capacidad de negar el ser de otra persona, ya sea total o parcialmente." Es quizá asumir las implicaciones de este precepto lo que provocó en mi la reacción de ignorancia. Asumir este primer precepto, supone relacionarte contigo mismo de una forma diferente evitando la mortificación, las críticas desmedidas, la recriminación y la falta de compasión contigo mismo. Y he de reconocer que a pesar de todo lo alcanzado hasta el momento, la recriminación y el hacerme daño a mi mismo son una manera muy habitual de relacionarme con mi persona. Asumir este principio ético supone no hacerte daño por acción u omisión, y suelo hacerme mucho daño. Tengo una gran dificultad para relacionarme con la comida. De hecho el uso que hago de la comida y como interpreto todo lo que se encuentra alrededor de mi conducta es la mejor manera que conozco de hacerme daño. Es como si me encontrase en mundo de los pretas o espectros hambrientos. El mundo de los espectros hambientos representa un estado mental de deseo neurótico. Dice Sangharákshita (1993), "tenemos por ejemplo el deseo neurótico por la comida. En ocasiones la gente consume grandes cantidades de comida; con frecuencia lo que no quiere es la comida realmente sino otra cosa".
Contrariamente a lo que de forma simplista parece, mi deseo neurótico no se encuentra en ingerir grandes cantidades de comida, sino en mi deseo de estar a "dieta". Como si la "dieta" pudiese proporcionarme algo que me pudiese dar, y cuando veo que no me lo da me abandono a la ignorancia. La forma que en este mundo de la rueda aparece el buda, es de color rojo, que ofrece a los preta un tipo de comida que pueden consumir. Desconozco si este buda de color rojo es Amithaba y la sabiduría que este representa. Sangharákshita (1993) concluye "que cuando estamos en un estado de deseo neurótico el siguiente paso a tomar será volver a la objetividad, lo que también significa regresar al presente. Debemos ver qué puede darnos el objeto que deseamos, así como qué no puede darnos; tenemos que ver que es lo que realmente deseamos y si esto corresponde con los objetos. Tenemos que ver de donde viene ese deseo para darle la satisfacción adecuada o resolverlo". Evidentemente conseguir esto requiere alcanzar la sabiduría que representa Amithaba; la sabiduría que todo lo distingue, ve la unidad de las cosas y además ve sus diferencias y ve estos dos aspectos juntos. No reduce la pluralidad en la unidad: ve la unidad y la pluralidad. Y el camino para poder alcanzar esta sabiduría es la meditación.

He de reconocer también que la situación de la carta que redacté hace dos semanas ha producido en mi un desequilibrio considerable. Al tomar la decisión de escribir la carta amable me he dado cuenta que ha habido en mi una acción akúsala.
Desde una postura sutilmente egoista, había un pensamiento muy perturbador, pensaba que al fin y al cabo yo no debía luchar porque otras personas realizarían la lucha por mi. Pensé que una de mis compañeras en el comité editorial se encargaría de darles su "merecido" a aquellos que habían decidido cambiar el rumbo de un proyecto en el que yo había invertido tanto tiempo y tanto trabajo. De forma torpe, inhabil e inconsciente comencé a fomentar en mi compañera y amiga esa reacción. Estimulé en ella, desde una postura de poder (mediante la sutil manipulación de la emociones) que luchase y que reaccionase, ella haría por mi ese trabajo sucio; y yo no habría hecho más que escribir una carta amable.


Afortunadamente me he dado cuenta que esta acción es tremendamente violenta, de una violencia sutil, pero violenta porque estaría obligando a hacer a una persona algo que ella no desea o que no sabe si desea. Si he decidido seguir el camino del dharma no es para mi propio beneficio sino para el beneficio de todos los seres, y al darme cuenta de esto he modificado mis acciones y he comenzado a comunicarme de forma veraz con mi compañera y con metta. Intentando que con mis palabras ella desarrolle metta y no odio.

Darme cuenta de esto ha sido importante, y he tomado decisiones para mi práctica cotidiana. He decidido al acabar mi meditación cuando reverencio al buda recitar comprometerme con seguir los preceptos. También y para no olvidar porque me he hecho budista, antes de levantarme del cojín he decidido recitar la transferencia del mérito y autorenuncia:

Que el mérito ganado con mis actos
sirva para aliviar
el sufrimiento de todos los seres.
Renuncio sin pensar en mi mismo
a mis posesiones,
a mi personalidad en todas las existencias
y a mis méritos en las tres vías,
para el beneficio de todos los seres.
Así como la tierra y otros elementos son útiles
y sustentan al número infinito de seres
que habitan el espacio sin limites,
que yo me transforme de igual modo
en algo que mantiene a todos los seres
situados en el espacio infinito,
hasta que todos ellos
hayan alcanzado la paz.

Referencias
Sangharákshita (1993). El Budismo: la enseñanza y su práctica. Valencia: Fundación Tres Joyas.
Sangharákshita. (1997). Los diez pilares del budiso. La base de la filosofía y la ética orientales. Barcelona : Oniro.

domingo, 7 de febrero de 2010

Carta amable

Esta semana Saddhakara lanzaba el reto de fijarnos en los aspectos positivos de nuestra mente. Y he de decir que me encuentro a gusto con los progresos que estoy realizando. Esta semana ha sido una de aquellas semanas en que respondí y no reaccioné.
Una de las pocas cosas en la que todavía tomaba un papel activo en mi faceta asociativa era la de ser director de la Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria. Este fue un proyecto en el que invertí mucho tiempo y era un proyecto del que me siento orgulloso porque se planteó como una revista científica enfermera de libre acceso sin el requisito de pago alguno.

La nueva Junta Directiva de la asociación, que respalda el proyecto ha decidido esta semana reorientar el proyecto, y ha privatizado su gestión convirtiéndolo en un proyecto de suscripción previo pago.

En esta semana me estuve debatiendo sobre si "dar la batalla" o no, por un proyecto en el que trabajaba de forma altruista. La Junta Directiva de AEC, deseaba que siguiese liderando el proyecto y me planteó si quería continuar haciéndolo. Intuitivamente sabía que no quería dar una batalla en la que el odio y las malas artes podrían ser una moneda para conseguir que el proyecto continuase tal y como es ahora, pero tampoco creía que sin más debiese abandonar el proyecto. Si hacía esto último me parecía que estaba traicionando éticamente los ideales por los que me había implicado en la revista.

Frente a este dilema — dar la batalla o renunciar sin más— decidí responder, y no reaccionar con una respuesta torpe y poco meditada. Para ello decidí escribir una carta que debía estar escrita con palabras de habla amable en la que declinaba continuar en el proyecto especificando las razones por las que no podía continuar en el mismo. Esa carta ha sido destilada durante toda una semana, reposándola y depurando la presencia de lo que Saddhakara denomina "carbones ardientes". Después de escribir y destilar la carta con cinco versiones, finalmente el sábado decidí dar su versión definitiva teniendo claro que mi intención no era dañar con mis palabras.

sábado, 30 de enero de 2010

Lo precioso de la vida humana

El pasado miércoles preparé unas palabras para compartir en la reunión de la Sangha. Estas fueron las palabras que preparé:

Antes de comenzar a hablar sobre la preciosidad de la vida, me gustaría compartir con vosotras y vosotros una sensación, emoción y pensamientos que me han surgido al preparar esta charla. He encontrado muchas resistencias para escribir estas palabras y no sabía porqué. Pero finalmente tras mi meditación de esta mañana he conseguido ser consciente de dónde venían dischas resistencias. Esta mañana he cazado a mi ego, ese viejo conocido que últimamente se esconde de mejor manera para que no lo vea. Y la verdad es que la resistencia venía de una idea que me surgía. Mi intervención tenía que ser brillante como esas otras conferencias que he pronunciado en foros profesionales que siempre han provocado reacciones entusiastas en muchos colegas que luego se acercaban para agradecer mis palabras y haber sido tan perspicaz al hablar del tema. He de reconocer que todos esos comentarios alimentaron muy bien mi ego, y estimularon la idea aquella de “soy brillante”.

Pero claro, yo aquí no quiero ser brillante sino simplemente expresar lo que tengo dentro de mi y que deseo compartir.
Es en este momento cuando de nuevo mi ego aparece y me dice, “Que bueno que eres, qué mejor sitio que una reunión del centro budista para reocnocer que tienes un ego subido. Muy bien hecho, Eres brillante” y es en este momento cuando recuerdo la cita que Saddhakara hacía hace dos semanas sobre la iluminación del Buda.
En el pasaje del que habló Saddhakara, Sidhartha Gautama se encontraba sentado bajo el árbol bodhi y ya había trabajado esos estados torpes y burdos que se objetivan como los ejercitos de Mara; también había superado de forma firme su deseo representado por las doncellas, hijas de Mara. Es en aquel momento cuando surge delante de él una imagen de si mismo que le viene a decir: "muy bien hecho, has dominado tus estados torpes y tu deseo". Y Siddartha que todavía no había alcanzado la iluminación dice: "Te conozco se quien eres, y no volverás a construir en mi tu tabernáculo".
Bueno sin querer ser pretencioso yo intentaré desmontar el tabernáculo y no continuar alimentado su construcción.

Centrándome ya en la preciosidad de la vida, creo que vivir la vida es una gran alegría. Todos los instantes son preciosos, incluso los que no son buenos porque de ellos surgen los que son buenos y me permiten poder saborearlos.
Tenía interés en hablar de lo preciosa que es la vida porque personas queridas por mi pusieron fin a su vida de forma voluntaria. Mi madre y un gran amigo decidieron suicidarse, y en ambas situaciones quería comprender lo que difícilmente puedo comprender. Pero si algo aprendí de aquellas dos experiencias es que la vida es preciosa.
Para exponer porque veo que la vida es preciosa deseo poner en valor muchas sensaciones cotidianas que hacen que le confieran ese valor precioso. Hay momentos gloriosos en cada instante por la mañana cuando entro en la ducha y al salir el agua caliente, por la alcachofa mis pies se mojan con el agua fría y a continuación me pongo debajo de la ducha y el chorro del agua recorre mi espalda revitalizándome hasta las entrañas.
O el momento en el que salgo de casa y siento el tiempo que hace hoy. Hay un sol radiante que acaricia mi cara, o es un día frío y tengo que ajustarme la bufanda y taparme las orejas. Que sensación tan agradable. Otro momento que me parece mágico es cuando empiezo a pedalear y mantengo el equilibrio y se empieza a deslizar bajo mi el suelo y yo me encuentro ahí protagonista de esa situación.
Podría seguir hablando de grandes momentos como cuando el viento mece los árboles y oigo el rumor de su murmullo, cuando comienzan a caer las hojas en otoño, cuando veo a un desconocido sonriendo y comparte esa alegría con una mirada, cuando corto las verduras en pequeños trozos para preparar la comida, cuando me siento en el sofá y empiezo a notar que viene el sueño y me dejo llevar, cuando abrazo a mi pareja recostados en el sofá debajo de la manta, cuando abro la cama para acostarme y siento ese frío de las sábanas que me hace estremecer… Son muchas las cosas que siento día a día que me hacen ver lo preciosa que es la vida.
También agradezco mucho la vida que tengo, especialmente en el momento de la historia en que estoy viviendo porque he podido elegir la profesión que deseaba y puedo trabajar en lo que me gusta, porque tengo grandes amigas en el trabajo, porque me he podido casar con mi marido y después de veinticinco años seguimos deseando estar juntos, porque he podido el Centro Budista y se que mi búsqueda ha finalizado y ahora sólo tengo que continuar por el camino… por esas razones creo que la vida es preciosa.
Pero si especialmente la vida es preciosa es porque creo que tenemos libertad para elegir, siempre podemos elegir que podemos hacer y cómo ver la botella, medio llena o medio vacía."


¿Como fue? Fue extraño, me sentí bien haciendo el parlamento porque aporte una visión muy sensorial de porque la vida es preciosa. Hubo sin embargo, algo que sobresaltó y que recibí cn cierta perplejidad. Fue la intervención de Rafa que yo sentí cargada de cierta "agresividad"; cuando intervino comentó que especialmente se estaba dando una visión idílica de la vida y como él dijo "especialmente la tuya Alfons, si eso es así porqué existe el sufrimiento. Porqué un día te encuentras de repente llorando desconsoladamente".
Percibí mucho dolor en sus palabras y aunque me produjeron una sensación de respingo, tuve una emoción que en otras situaciones me habrían llevado a reaccionar. No tuve ocasión de poder reaccionar, intervino Saddhakara para "centrar" el debate y yo me quedé pensativo, sobre cómo habia surgido una reacción automática, fundamentalmente emocional, y si quería responderle . La verdad es que me gustaría haberle respondido, sobre todo por explicar mi visión. Quizá es cierto que di una visión un tanto idílica de las cosas y también podría haberme centrado en otro tipo de sensaciones objetivas como ver la cara de mi madre con los ojos abiertos después de haberse lanzado por la ventana, ver su mirada perdida en el horizonte y sus ojos llenos de tierra sin que pestañeasen, podría centrarme en el dolor que sentí cuando vi a mi padre muerto tumbado en el suelo del baño tras haberse desmayado, podría centrarme en el vacío que dejó ese gran amigo que acabó con su vida, podría centrarme en el dolor habitual de espalda que siento todas la mañanas y que me acompaña desde hace tanto tiempo... Pero creo que tenemos libertad de elección y puedo elegir entre revolcarme como hace el cerdo en sus propias heces o decidir con qué me quiero quedar de esta vida. Y por eso me parece maravillosa la vida humana, porque tengo libertad para elegir.

"Uno debe liberarse del odio. Uno debe abandonar el orgullo. Uno debe despojarse de todas las ataduras. El sufrimiento no toma al que controla el cuerpo, la mente y sus pasiones"
Dammapada, 221.