Estos son los diarios de un aprendiz que pretende descubrir el Dharma y su significado.
Hace 2500 años comenzó un camino, decidí unirme a él,
el 4 de noviembre de 2009 de la Era Común.

miércoles, 30 de junio de 2010

El resplandor del Dharma*

*Charla ofrecida en la reunión de Sangha del 30/6/2010

En primer lugar quiero dar las gracias a Yashodeva por ofrecerme la posibilidad de que hablase sobre Ratnasambhava en la reunión de la sangha de los miércoles. La verdad es que cuando me lo dijo la semana pasada, le comenté que como aquel quien dice me lo acababan de presentar porque no había explorado el Buda del sur.

Después de una semana de un intenso propósito de conocer a Ratnasambhava me he dado cuenta que Ratnasmabhava ha estado muy presente en mi vida como budista y que no era tan desconocido para mi como creía.

Ratnasambhava se encuentra al Sur del Mandala y es conocido como el nacido de la Joya en su esfera Gloriosa. Personifica la Sabiduría de la Igualdad. Es de un color amarillo, como un campo de maíz maduro brillando al calor de la luz del mediodía. Va vestido ricamente con sedas reales que denota su gran riqueza (Subuthi, 1992). Ratnasambhava esta asociado con la riqueza de todos tipos. Como he comentado en su corazón resplandece la sabiduría de la igualdad y saber lo que es uno mismo sin tener que recurrir a compararse con los demás. Su sabiduría rescata los factores comunes de la experiencia y ve todos los aspectos de la vida. Todo se percibe como si tuviera la misma naturaleza fundamental: la vacuidad. Por debajo de las diferencias externas de las cosas subyace la realidad, aunque no debe pensarse que esa realidad es una entidad sustancial, sino un principio de creatividad que subyace a todas las cosas. Al identificar la naturaleza fundamental de la realidad, las diferentes formas que adopta la misma no tiene tanta importancia. La forma, la identidad ya no tiene tanta importancia porque todas las formas son iguales en su esencia. Es por eso que se dice que Ratnasambhava transciende la pasión del orgullo y la transforma en mismidad: aquello por lo cual se es uno mismo, sin tener que compararse a los demás.

El orgullo es el fracaso de la esfera humana, porque la conciencia del yo y del ego puede degenerar muy fácilmente en engreimiento. Es por eso por lo que Ratnasambhava es el buda que se encuentra en el mundo de los humanos en la rueda de la vida.

Vessantara (2005) afirma que el único reino de la rueda en el cual se puede sentir apoyo de los demás es el reino humano. Con la ayuda de Ratnasamhava se puede transformar el orgullo en samatajnana, la sabiduría de la mismidad. Con samatajnana puedes trascender el orgullo y la falta de autoestima, porque es en el reino de los humanos donde podemos empatizar con los demás. Empatizando con los demás te haces rico en sus riquezas. Este es el mundo en el que nos podemos regocijar de los méritos, apreciando las buenas cualidades de los otros y regocijándonos en su felicidad.

Ratnasambhava significa el “que produce joyas”. Se le ha identificado como el buda de la generosidad. Es infinitamente rico y da abundantemente a todos porque todos los seres son igual de preciosos. Su elemento es la tierra, dado que al fin y al cabo la arcilla y los elementos de la misma son los que componen a todos los seres.

Ratnasambhava ve la riqueza creativa inherente a todas las cosas y la belleza trascendental que impregna el universo entero. Sangharakshita (1993) afirma que es el Buda de la belleza. La contemplación de la belleza tiene un efecto refinante y transformador sobre nuestras emociones, las cuales normalmente están ligadas a aquellas cosas muy básicas que queremos y necesitamos. La contemplación de la belleza puede llevarnos a trascender el placer hasta alcanzar una visión refinada de la existencia.


En la forma que adopta Ratnasambhava, su mano izquierda descansa en su regazo y su mano derecha con el mudra varada, baña el mundo con cosas preciosas, y nos muestra una joya. Simbólicamente es la triple joya del Buda, el Dharma y la Sangha, formalmente se dice que es chintamani. Chintamani es la joya que concede todos los deseos. Es la misma joya que Avalokitesvara guarda entre sus manos. Es la misma que se encuentra en el loto cuando recitamos el mantra de Avalokitesvara Om Mani padme hum. Es la joya que tenemos entre nuestras manos cuando reverenciamos al Buda. Es una joya que todos poseemos en nuestro interior.

El animal de Ratnasambhava es el caballo, que está asociado con la partida histórica del Buda la noche que se fue de su palacio montando en un caballo acompañado por su joven auriga. El caballo en el simbolismo budista es la encarnación de la velocidad y la energía en forma de aliento vital. (Sangharákshita, 1993)

Mámaki es la consorte de Ratnasambhva. Su nombre significa “la Dama que lo hace todo mío” . Mámaki al estar iluminada no lo hace en un sentido egoista, sino considerando que todos somos uno, por tanto Mámaki goza a todos, los disfruta a todos y los toma en consideración como si fuera ella misma porque no ve diferencia entre si misma y los demás. (Sangharákshita, 1993)

Por último me queda hablar de Srimat, la tierra pura en la que habita Ratnasambhava. Al preparar esta charla uno de los aspectos que me llamó la atención en el texto de Vessantara es la alusión que hace a la abundancia del tiempo y la energía y recordé una película que me gusto en su momento y de la que voy a rememorar algunos aspectos en esta charla. Se trata de Star trek: insurrection. Esta película se desarrolla en el planeta de los Ba’kú. Los Ba’kú son un pueblo que con una gran capacidad tecnológica y destructiva se refugian en un pequeño planeta de anillos que tiene una peculiaridad especial. Los anillos del planeta emiten una radiación metafísica que regenera constantemente las estructuras genéticas de los seres vivos que habitan en él, de forma que los seres no envejecen. Esto ha hecho vivan allá más de trescientos años y que sus cuerpos se regeneren de forma continua y no envejezcan. Vivir tanto les ha permitido que desarrollen una gran disciplina mental, una gran claridad de percepción. El tiempo ha dejado de ser importante. Hay abundancia de tiempo y cuando vives en ese mundo dejas de revisar lo que hiciste ayer, piensas en el ahora, y dejas de pensar en el mañana. Con esta visión de la existencia son maestros en vivir lo que ellos llaman, experimentar el momento perfecto en el tiempo.

Es un momento en el que el tiempo parece detenerse y podrías quedarte a vivir en ese momento, porque el tiempo lo puedes hacer todo lo eterno que tu desees.



Los habitantes de Ba’kú, ya no exploran las estrellas porque han descubierto que en un solo momento puede ser un universo donde eres consciente del ahora.

Yo creo que ese mundo de los Ba’kú es la tierra pura Srimat en la que habita Ratnasambhava. Y es aquí donde voy a enlazar con lo que decía que Ratnasambhava había estado muy presente en este último año. Me explicaré; yo me he introducido en la práctica del budismo de la mano de Dharmakirti. El resplandor del Dharma me ha permitido ver la luz sin que el rayo me toque. Percibir la luz de Ratnasambhava sin conocer a Ratnasambhava. Digo esto porque Dharmakirti, cuya práctica es Ratnasambhava me ha enseñado a experimentar el momento perfecto en el tiempo, y a poder encontrar en algunos instantes Srimat.

No es casualidad que el proyecto Srimat para construir un nuevo Centro Budista haya dado como fruto este centro (Centro Budista Valencia, 2007). Un lugar que irradia belleza, creatividad y paz, un lugar donde reina la amistad y metta, donde podemos revelar los tesoros de la vida espiritual, y despertar a su solidaridad y suprema sabiduría.

Dharmakirti me ha mostrado el camino a Srimat, y estoy seguro que algún día llegaré a Srimat, y parafraseando a Saddhakara cuando cita el poema de Kavafix — Viaje a Ítaca— para referirse al noble sendero óctuple. Realmente lo importante no es como es Itaca sino lo sabio que te has vuelto en el camino.

Referencias
  • Centro Budista Valencia (2007). Srimat nuevo CBV [Blog], http://srimat.blogspot.com/, Consultado 27/06/2010.
  • Frakes, J (1998) Star trek IX: insurrection. [DVD]. Madrid: Paramount.
  • Sangharákshita (1993). El Budismo: la enseñanza y su práctica. Valencia: Fundación Tres Joyas.
  • Subhuti (1992). La rueda, la espiral y el mandala. Barcelona: Edicomunicación.
  • Vessantara (2005). La joya que concede deseos en el sur. Valencia: Centro Budista Valencia. Disponible en http://www.budismo-valencia.com/cincobudas/Ratnasambhava.htm, consultado 27/06/2010.

domingo, 6 de junio de 2010

La burbuja

A veces hechos insignificantes te hacen mirar atrás. Ayer busqué una receta de arroz turco, la tenía en la libreta que Dharmakirti nos sugirió que nos acompañase cuando comencé el curso de Respiravida. La primera anotación que tengo es de mediados de mayo de 2009, mirar la fecha me ha hecho contemplar el tiempo transcurrido.
En los medios de comunicación se habla de la burbuja inmobiliaria, que si ha estallado, que si no. Para mi hablar de la burbuja es hablar de una burbuja en la que quería permanecer sin que nada cambiase, sintiéndome seguro y queriendo recrearme en una felicidad ignorante.
 Pero la única verdad universal que realmente se puede reconocer, la impermanencia, hizo estallar mi pequeña burbuja en octubre de 2008. Todo aquello a lo que me quería aferrar había desaparecido, todo ello se había transformado y la vida me obligó a reconocer la belleza del cambio y a soltar el apego a aquello a lo que me aferraba y  deseaba como inmutable.

Reconozco que el apego a aquello que me hacía sentirme seguro y que me hacía permanecer en aquella burbuja me obligó a renunciar a las emociones, a las sensaciones  y a disfrutar de la alegría de la vida. Pero de todo esto no me di cuenta hasta que la burbuja estalló.

Afortunadamente la burbuja estalló y hoy vivo abierto a la vida, abierto al cambio, soltando todo aquello que me hace aferrarme y desarrollar apego e intentado gozar del momento presente, regodeandome en el instante, e intentando no encadenarme tanto a aquello que me gusta o que me desagrada. No es tarea fácil, pero sólo requiere practicar.

Llevo meditando a diario más de hace un año, y la meditación ha supuesto aprender a contemplar la impermanencia. A alejarme de los pensamientos, las emociones y las sensaciones y no verme arrastrados por  todos ellos. Curiosamente ahora cuando tengo pensamientos torpes, no me martirizo ni me recrimino. Cuando me encuentro triste o desanimado intento contemplarlo sin añadirle más emociones de culpabilidad, o intentando buscar el porqué a esas emociones que son pasajeras, intento vivirlo sin que me perturbe. Y ahora estoy intentando aprender a gozar de las emociones y experiencias positivas sin intentar aferrarme a ellas. Esto es casi más difícil porque cuando vives algo positivo quieres que no acabe y si cesa quieres que vuelva.

Este lunes pasado tuve una experiencia gozosa como hacía tiempo que no había tenido. Fue gozosa tanto por la experiencia en si, como por el hecho de haberme permitido vivirla habiéndome despojado de miedos, represiones y autorestricciones. Quizá lo más gozoso de todo fue que lo viví como un regalo del universo, sabiendo que tenía principio y fin, y que no me estaba aferrando para que la experiencia no acabase. Y es quizá esto lo que más alegría y contento me produjo porque al no aferrarme, la resonancia y el eco de esta percepción hizo que el gozo se amplificase infinitamente.

La única manera de encontrar paz en nuestro interior, de encontrar el camino que conduce a la liberación, es la de cambiarnos a nosotros mismos y no intentar cambiar el mundo.
Ayya Khema, 1994