Estos son los diarios de un aprendiz que pretende descubrir el Dharma y su significado.
Hace 2500 años comenzó un camino, decidí unirme a él,
el 4 de noviembre de 2009 de la Era Común.

domingo, 21 de febrero de 2010

Resistencias y el primer precepto

Llevo un par de semanas resistiéndome a escribir. Todo surgió hace dos semanas cuando en el curso de la rueda de la vida se comenzó a tratar el tema de los preceptos éticos. Vi algo, y ese algo me gustó tan poco que hice como la figura del cerdo de la rueda, dedicarme a mirar mi hocico y no mirar mas allá de mis narices porque lo que veía no me gustaba.
Ahora que escribo estas palabras reconzco que tuve miedo a ver lo que contemplé, y creo que es momento de mirarlo de frente para poder romper el círculo vicioso.
Los preceptos en tanto que principio éticos se plantean desde la perspectiva de evitar los Akusala-karma, o practicar los kúsala-karma.
El término kúsala es un término muy importante en el budismo que tiene varios significados como inteligente, hábil o experto. "El término kúsala-karma o acción hábil significa la acción dirigida a asegurar, tanto a quien la realiza como a los demás, los mejores resultados posibles en cuanto a felicidad, conocimiento y libertad, es decir, una acción que tiene constantemente en cuenta la ley del karma" (Sangharakshita, 1997)
Akúsala-dharma supone fundamentalmente comprometerse a seguir la senda de:
  • No matar o no ejercer la violencia.
  • No tomar aquello que no me pertenece.
  • Abstenerme de conducta sexual incorrecta.
  • Abstenerme de mentir.
  • Abstenerme de intoxicar la mente.
Por su parte los Kusala dharma son la versión positiva de los preceptos:
  • Con acciones de amor y bondad purifico mi cuerpo.
  • Con generosidad sin límites purifico mi cuerpo.
  • Con tranquilidad y sencillez purifico mi cuerpo.
  • Con comunicación veraz purifico mi habla.
  • Con consciencia clara purifico mi mente.
El término kúsala no se aplica a la conducta humana considerada bajo los términos de correcta o incorrecta en un mero sentido abstracto o comparativo. Se aplica en relación a una muy definida noción de conducta hábil que conduce a la iluminación, mientras que el término akúsala se refiere a una conducta torpe que nos aleja de la iluminación.
Me gustaría ahora abordar de forma conjunta la versión kúsala y akúsala para intentar extraer las consecuencias que pueden tener dichos principios éticos en mi conducta cotidiana. Para ello y en esta entrada abordaré el primer precepto.

Me comprometo a seguir la senda de no matar o ejercer la violencia o con acciones de amor y bondad purifico mi cuerpo.
Dice Sangharákshita (1997) que "la violencia es muy común, aunque sólo de manera excepcional se manifieste en la acción de matar. En otras palabras puede decirse que los seres humanos actúan con más frecuencia movidos por el poder que por el amor. Pero ¿qué es el poder? En este contexto el "poder" significa simplemente la capacidad de utilizar la fuerza; violencia es el uso de esta capacidad de negar el ser de otra persona, ya sea total o parcialmente." Es quizá asumir las implicaciones de este precepto lo que provocó en mi la reacción de ignorancia. Asumir este primer precepto, supone relacionarte contigo mismo de una forma diferente evitando la mortificación, las críticas desmedidas, la recriminación y la falta de compasión contigo mismo. Y he de reconocer que a pesar de todo lo alcanzado hasta el momento, la recriminación y el hacerme daño a mi mismo son una manera muy habitual de relacionarme con mi persona. Asumir este principio ético supone no hacerte daño por acción u omisión, y suelo hacerme mucho daño. Tengo una gran dificultad para relacionarme con la comida. De hecho el uso que hago de la comida y como interpreto todo lo que se encuentra alrededor de mi conducta es la mejor manera que conozco de hacerme daño. Es como si me encontrase en mundo de los pretas o espectros hambrientos. El mundo de los espectros hambientos representa un estado mental de deseo neurótico. Dice Sangharákshita (1993), "tenemos por ejemplo el deseo neurótico por la comida. En ocasiones la gente consume grandes cantidades de comida; con frecuencia lo que no quiere es la comida realmente sino otra cosa".
Contrariamente a lo que de forma simplista parece, mi deseo neurótico no se encuentra en ingerir grandes cantidades de comida, sino en mi deseo de estar a "dieta". Como si la "dieta" pudiese proporcionarme algo que me pudiese dar, y cuando veo que no me lo da me abandono a la ignorancia. La forma que en este mundo de la rueda aparece el buda, es de color rojo, que ofrece a los preta un tipo de comida que pueden consumir. Desconozco si este buda de color rojo es Amithaba y la sabiduría que este representa. Sangharákshita (1993) concluye "que cuando estamos en un estado de deseo neurótico el siguiente paso a tomar será volver a la objetividad, lo que también significa regresar al presente. Debemos ver qué puede darnos el objeto que deseamos, así como qué no puede darnos; tenemos que ver que es lo que realmente deseamos y si esto corresponde con los objetos. Tenemos que ver de donde viene ese deseo para darle la satisfacción adecuada o resolverlo". Evidentemente conseguir esto requiere alcanzar la sabiduría que representa Amithaba; la sabiduría que todo lo distingue, ve la unidad de las cosas y además ve sus diferencias y ve estos dos aspectos juntos. No reduce la pluralidad en la unidad: ve la unidad y la pluralidad. Y el camino para poder alcanzar esta sabiduría es la meditación.

He de reconocer también que la situación de la carta que redacté hace dos semanas ha producido en mi un desequilibrio considerable. Al tomar la decisión de escribir la carta amable me he dado cuenta que ha habido en mi una acción akúsala.
Desde una postura sutilmente egoista, había un pensamiento muy perturbador, pensaba que al fin y al cabo yo no debía luchar porque otras personas realizarían la lucha por mi. Pensé que una de mis compañeras en el comité editorial se encargaría de darles su "merecido" a aquellos que habían decidido cambiar el rumbo de un proyecto en el que yo había invertido tanto tiempo y tanto trabajo. De forma torpe, inhabil e inconsciente comencé a fomentar en mi compañera y amiga esa reacción. Estimulé en ella, desde una postura de poder (mediante la sutil manipulación de la emociones) que luchase y que reaccionase, ella haría por mi ese trabajo sucio; y yo no habría hecho más que escribir una carta amable.


Afortunadamente me he dado cuenta que esta acción es tremendamente violenta, de una violencia sutil, pero violenta porque estaría obligando a hacer a una persona algo que ella no desea o que no sabe si desea. Si he decidido seguir el camino del dharma no es para mi propio beneficio sino para el beneficio de todos los seres, y al darme cuenta de esto he modificado mis acciones y he comenzado a comunicarme de forma veraz con mi compañera y con metta. Intentando que con mis palabras ella desarrolle metta y no odio.

Darme cuenta de esto ha sido importante, y he tomado decisiones para mi práctica cotidiana. He decidido al acabar mi meditación cuando reverencio al buda recitar comprometerme con seguir los preceptos. También y para no olvidar porque me he hecho budista, antes de levantarme del cojín he decidido recitar la transferencia del mérito y autorenuncia:

Que el mérito ganado con mis actos
sirva para aliviar
el sufrimiento de todos los seres.
Renuncio sin pensar en mi mismo
a mis posesiones,
a mi personalidad en todas las existencias
y a mis méritos en las tres vías,
para el beneficio de todos los seres.
Así como la tierra y otros elementos son útiles
y sustentan al número infinito de seres
que habitan el espacio sin limites,
que yo me transforme de igual modo
en algo que mantiene a todos los seres
situados en el espacio infinito,
hasta que todos ellos
hayan alcanzado la paz.

Referencias
Sangharákshita (1993). El Budismo: la enseñanza y su práctica. Valencia: Fundación Tres Joyas.
Sangharákshita. (1997). Los diez pilares del budiso. La base de la filosofía y la ética orientales. Barcelona : Oniro.

domingo, 7 de febrero de 2010

Carta amable

Esta semana Saddhakara lanzaba el reto de fijarnos en los aspectos positivos de nuestra mente. Y he de decir que me encuentro a gusto con los progresos que estoy realizando. Esta semana ha sido una de aquellas semanas en que respondí y no reaccioné.
Una de las pocas cosas en la que todavía tomaba un papel activo en mi faceta asociativa era la de ser director de la Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria. Este fue un proyecto en el que invertí mucho tiempo y era un proyecto del que me siento orgulloso porque se planteó como una revista científica enfermera de libre acceso sin el requisito de pago alguno.

La nueva Junta Directiva de la asociación, que respalda el proyecto ha decidido esta semana reorientar el proyecto, y ha privatizado su gestión convirtiéndolo en un proyecto de suscripción previo pago.

En esta semana me estuve debatiendo sobre si "dar la batalla" o no, por un proyecto en el que trabajaba de forma altruista. La Junta Directiva de AEC, deseaba que siguiese liderando el proyecto y me planteó si quería continuar haciéndolo. Intuitivamente sabía que no quería dar una batalla en la que el odio y las malas artes podrían ser una moneda para conseguir que el proyecto continuase tal y como es ahora, pero tampoco creía que sin más debiese abandonar el proyecto. Si hacía esto último me parecía que estaba traicionando éticamente los ideales por los que me había implicado en la revista.

Frente a este dilema — dar la batalla o renunciar sin más— decidí responder, y no reaccionar con una respuesta torpe y poco meditada. Para ello decidí escribir una carta que debía estar escrita con palabras de habla amable en la que declinaba continuar en el proyecto especificando las razones por las que no podía continuar en el mismo. Esa carta ha sido destilada durante toda una semana, reposándola y depurando la presencia de lo que Saddhakara denomina "carbones ardientes". Después de escribir y destilar la carta con cinco versiones, finalmente el sábado decidí dar su versión definitiva teniendo claro que mi intención no era dañar con mis palabras.