Estos son los diarios de un aprendiz que pretende descubrir el Dharma y su significado.
Hace 2500 años comenzó un camino, decidí unirme a él,
el 4 de noviembre de 2009 de la Era Común.

domingo, 7 de febrero de 2010

Carta amable

Esta semana Saddhakara lanzaba el reto de fijarnos en los aspectos positivos de nuestra mente. Y he de decir que me encuentro a gusto con los progresos que estoy realizando. Esta semana ha sido una de aquellas semanas en que respondí y no reaccioné.
Una de las pocas cosas en la que todavía tomaba un papel activo en mi faceta asociativa era la de ser director de la Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria. Este fue un proyecto en el que invertí mucho tiempo y era un proyecto del que me siento orgulloso porque se planteó como una revista científica enfermera de libre acceso sin el requisito de pago alguno.

La nueva Junta Directiva de la asociación, que respalda el proyecto ha decidido esta semana reorientar el proyecto, y ha privatizado su gestión convirtiéndolo en un proyecto de suscripción previo pago.

En esta semana me estuve debatiendo sobre si "dar la batalla" o no, por un proyecto en el que trabajaba de forma altruista. La Junta Directiva de AEC, deseaba que siguiese liderando el proyecto y me planteó si quería continuar haciéndolo. Intuitivamente sabía que no quería dar una batalla en la que el odio y las malas artes podrían ser una moneda para conseguir que el proyecto continuase tal y como es ahora, pero tampoco creía que sin más debiese abandonar el proyecto. Si hacía esto último me parecía que estaba traicionando éticamente los ideales por los que me había implicado en la revista.

Frente a este dilema — dar la batalla o renunciar sin más— decidí responder, y no reaccionar con una respuesta torpe y poco meditada. Para ello decidí escribir una carta que debía estar escrita con palabras de habla amable en la que declinaba continuar en el proyecto especificando las razones por las que no podía continuar en el mismo. Esa carta ha sido destilada durante toda una semana, reposándola y depurando la presencia de lo que Saddhakara denomina "carbones ardientes". Después de escribir y destilar la carta con cinco versiones, finalmente el sábado decidí dar su versión definitiva teniendo claro que mi intención no era dañar con mis palabras.

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