Estos son los diarios de un aprendiz que pretende descubrir el Dharma y su significado.
Hace 2500 años comenzó un camino, decidí unirme a él,
el 4 de noviembre de 2009 de la Era Común.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Moral innata, ética convencional y ética budista

La moral innata
Desde la perspectiva de la ciencia, en estos momentos se considera que la moral es una herramienta heredada biológicamente para poder consolidar una sociedad
Mark Hauser, psicobiólogo de la universidad de Harvard sostiene — desde una perspectiva multidisciplinar (la neuro-psico-biología, la antropología y la lingüística)— la existencia de unos principios morales universales que rigen nuestras decisiones y juicios a la hora de distinguir el bien y el mal. (Punset, 2008a)

Hauser ha conseguido demostrar que nuestros principios morales comparten una serie de principios comunes universales entre todos los seres humanos.
Todo ser humano cuando nace tiene una serie de capacidades de convivencia solidaridad, competencia,  agresividad, compasión que nos ayudan a sobrevivir.

Según Hauser, todos estos comportamientos vienen determinados genéticamente y se encuentran en muchas ocasiones mediados por el incosciente… Cuando se pregunta a una persona que responda sobre si algo es moralmente justo ante distintos dilemas éticos. A veces dan una respuesta, pero no saben justificar porqué. Esto sugiere que se da un proceso incosciente que básicamente los empuja en una dirección u otra.
Cuando intentamos preguntarnos porqué actuamos como actuamos, solemos argumentar nuestras acciones en función de la moral, la justicia o la solidaridad, pero en realidad apenas conseguimos razonar muchas de nuestras decisiones porque por los circuitos que configuran nuestra mente transitan mensajes de agresividad, compasión, venganza, simpatía… y este tipo de emociones son las que orientan la conducta humana fuera de nuestra experiencia consciente.
Junto a las emociones estaríamos provistos de un instinto también incosciente que nos ayudaría a diferenciar entre una acción justa o moral de otra injusta o inmoral.
Marc Hauser argumenta que algunos de estos principios morales son compartidos por los animales aunque hay algunos específicos de los humanos. Por ejemplo algunos animales pueden cooperar entre si para cazar, para  defenderse, o comportamientos de altruismo como por ejemplo el reparto de la comida. Hace una semana podíamos ver una noticia en la que en el Bioparc, una cebra murió de manera fulminante y un antílope, que suele compartir comida y miedos en su hábitat natural, trató de levantarla sin éxito metiendo su fuerte cornamenta por debajo del cuerpo para intentar que se levantase.
Otro ejemplo es el que se da cuando un macaco se priva de comer si al accionar la palanca que le da acceso al alimento provoca descargas eléctricas dolorosas a otro macaco.

Según Hauser uno de los comportamiento únicamente humano es la capacidad de correspondencia; es decir, yo te doy algo a ti hoy y dentro de un tiempo tu me darás algo a mi. Sin embargo este comportamiento no se da en los animales, porque les cuesta controlar la impulsividad y tener paciencia.

Hauser identifica como actitudes morales las siguiente:
  • El narcisismo que se caracteriza porque deseamos que los demás vean que tenemos un componente negativo o egoista y en su lugar tenemos una actitud altruista… Es decir es un comportamiento muy relacionado con el qué pensarán los otros de mi.
  • La empatía en la que nos ponemos en el lugar de lo otro e intentamos ayudarle
  • La Compasión que surge ante seres que no conocemos de nada. Evolutivamente parece que las especies que son más compasivas tienen más capacidad para poder sobrevivir como especies y tener un espíritu adaptativo.
  •   La venganza /egoísmo.. cuando los recursos son limitados.


Otra de las cuestiones que resalta Hauser es la tendencia humana a considerar mejor la inacción u omisión, que las acciones. Y esto es porque en una acción vemos de manera mucho más fácil la intención, que en una omisión.

Finalmente otra de las características que se ha observado en esta moral innata es que la pertenencia al grupo provoca y exacerba los comportamientos que refuerzan la identidad de grupo independientemente de los valores que conscientemente hayamos decidido asumir.  El sentimiento de grupo… hace que veamos que todo lo que va en contra del grupo nos parezca mal.
Como resumen de esta moral innata me gustaría citar a Jonathan Haidt (2006):

Cuidar a los demás, equidad, lealtad al grupo, respeto por la tradición y la autoridad legítima , y acciones para evitar lo desagradable son los colores primarios de nuestro sentido moral innato.



La ética occidental
En la tradición occidental se mezclan elementos de la tradición clásica grecorromana, hay elementos de la judeo-cristiana y hay elementos paganos.
Si damos un vistazo a la tradición greco-romana veremos que un valor clásico que Homero adoptaba era que lo bueno consiste en hacer algo que sirve a la propia comunidad (adopta y refina esa característica de pertenencia al grupo de la moral innata). El hombre bueno es el que intenta sobresalir prestando los mejores servicios a su comunidad y es, el mejor en ello.
Algo que caracteriza a la moral clásica, es el imperativo categórico. El imperativo categórico establece mandatos que a modo de leyes nos obligan  actuar de un modo u otro. Pero sin duda,  el núcleo central de la ética occidental se basa en la tradición judeo-cristiana. Esta ha sido como dice Sangharákshita (1993) la “moral oficial”. En la  moral judeocristiana la ética se concibe tradicionalmente en términos legales. Así una obligación o regla moral ha sido establecida por parte del ser humano (como establecían los clásicos) o por parte de un ser supremo. En la tradición bíblica esto se ilustra perfectamente con el relato que acaece entre Moisés y Jehová en el Monte Sinaí. En medio de una tormenta llena de relámpagos, (simbólica expresión de violencia, y autoridad) Yahvé, entrega a Moisés los Diez Mandamientos , y este a su vez los entrega al pueblo de Israel.
Este relato ilustra cómo la ética se impone desde una autoridad suprema y externa al ser humano que lo obliga a hacer y cumplir una norma por parte de un ser superior… Esta sería la base de un sistema ético autoritario. En un sistema ético autoritario, se impone un código de conducta desde fuera, — en lugar de que éste surja de nuestro propio sentido del significado profundo de la vida— y luego se refuerza mediante un sistema de recompensa y castigo. 
En la Biblia cuando Adán y Eva comen del “árbol del bien y del mal” reciben un castigo por su acción a incumplir una norma dictada por Dios.
Finalmente otro elemento que caracteriza a la ética occidental, es la que podríamos  definir como la moral del capitalismo. Recordando a Adam Smith, como exponente de la filosofía liberal y del libre mercado establece en su obra “La riqueza de las naciones” un planteamiento básico del capitalismo que es que dice que gracias al egoísmo de los particulares se logra el bienestar general. Sin duda creo que este valor está muy presente en las relaciones que se entablan en nuestra sociedad.
Así, todos estos valores formarían parte de lo que se denominaría la ética convencional. Estas son reglas acerca de cómo debemos comportarnos y que tratan fundamentalmente de definir lo que es normal en una cultura en particular, en lugar de estar basadas en valores espirituales. 

La ética budista
Según Sangharakshita (2008), la ética es una de las tres manifestaciones fundamentales de la expresión del Camino Medio. La Cuarta Noble Verdad, la Verdad del Camino, se establece en tres fases o etapas simultaneas:
·     sila,
·     samadhi y
·      prajña.

En su significado primario, sila denota en general “naturaleza, carácter, hábito y comportamiento”. En su significado secundario, el más importante desde la perspectiva doctrinal , es el de “práctica moral, buen carácter, ética budista y código de moralidad”. La palabra sánscrita sila puede ser traducida por Moralidad siempre que no se le sobrepongan connotaciones cristianas, ni especialmente de carácter católico o protestante. La palabra moralidad viene de moralis en latín y se deriva de mos, moris que significa “manera, costumbre, hábito, forma de vida, conducta”. Por lo tanto en el sentido clásico original su significado es casi idéntico a la primera acepción de sila.
Generalmente la ética se define como “la ciencia del deber moral” o, en términos más generales, como “la ciencia e la conducta humana ideal y de la finalidad ideal de los actos humanos” (Sangharakshita, 1997).
De acuerdo con la enseñanza del Buda (Sangharakshita, 1993), como se ha transmitido en la tradición de cualquiera de las corrientes o escuelas, las acciones son correctas o incorrectas, perfectas o imperfectas, de acuerdo con el estado mental con el que han sido realizadas. El budismo no se acerca a la ética desde una perspectiva teológica en la que una autoridad dicta los comportamientos buenos o malos. Se acerca desde la perspectiva de la sabiduría.
De acuerdo con la tradición existen dos tipos de acciones; acciones torpes o akúsala ; y acciones perspicaces o hábiles denominadas en pali kusala.  Por tanto las acciones no son tanto valoradas en si mismas, sino en función de la intencionalidad que se encuentra detrás de ellas.
Detrás de una acción kusala hay claridad mental, metta o generosidad.
Un acto es akusala, sin embargo, emana de un estado mental dominado por alguno de las tres raices torpes o inasanas: la avaricia (lobha), el odio (dvesa) y la ignorancia (moha). (Sangharakshita, 2008)
Sin embargo la posición budista no es antinómica. El budismo no mantiene que uno pueda cometer lo que es convencionalmente una falta si se hace con la mejor intención posible. Los actos son una materialización del pensamiento. Y si alguien toma algo que no le ha sido dado declara per se su estado mental de ignorancia, odio o avaricia.
Sangharakshita (2008) establece que la práctica de ética es básica para poder practicar la meditación. Compara la meditación sin la práctica ética con intentar asir los remos de la barca para comenzar a remar sin antes haber desenganchado del amarre la cuerda de la barca.
La ética budista y la ley del karma, van de la mano. La palabra karma en sánscrito sencillamente significa acción. La ley del karma extiende la idea de causa y efecto al ámbito de la ética, y señala que todas nuestras acciones tienen consecuencias, para nosotros y para los demás.
La forma en que la ética cristaliza es en forma de los preceptos éticos formulados en su forma negativa, o algo para mi muy inspirador, en su forma positiva.
Pero quizá lo que resulta más inspirador es que desde la perspectiva del dharma los preceptos éticos no son mandamientos realizados por un ser superior o por el Buda, u otros seres humanos, sino que son asumidos como una elección personal. Son tomados como reglas de entrenamiento en el camino que nos lleva hacia nuestro ideal de alcanzar la iluminación
El poder y el potencial que tiene este hecho es importantisimo porque el poder transformador surge de asumir los principios éticos surge de nuestro interior y no supone una imposición.
De hecho, como Banthe dice el hecho de cumplir los preceptos son una prolongación del tomar refugio en las tres joyas.

Se el cambio que quieres ver
Aportes recientes de la neurobiología muestran, cómo la plasticidad de la red neuronal permite la inscripción de la experiencia, de modo tal que los elementos más finos del proceso de transferencia de información entre las neuronas -las sinapsis- sufren una remodelación permanente en función de la experiencia vivida: los mecanismos de plasticidad operan a lo largo de la vida del individuo y determinan de manera significativa su devenir.
Se ha visto que la experiencia modifica la eficacia de las sinapsis. Cuando aprendes algo a partir de la experiencia, la red de sinapsis cerebrales de un área son más eficaces. A esto se denominaría la huella sináptica que al parecer están en el origen de muchos procesos dominados por el inconsciente. Este descubrimiento en la práctica explica porqué no estamos predeterminados por los instintos y como nuestra experiencia modifica nuestro cerebro y nuestra esfera inconsciente.
La cuestión de la huella, eje del fenómeno de la plasticidad, se sitúa claramente en la intersección entre neurociencias y psicoanálisis, lo que permite poner en serie huella sináptica, huella psíquica y significante. Así, los conceptos psicoanalíticos de inconsciente y de pulsión adquieren una resonancia biológica, y se revelan como fundamentales para el psicoanálisis y para las neurociencias, abriendo una vía de colaboración de consecuencias impensables entre dos disciplinas que hasta hace poco parecían incompatibles. (Ansermet y Magistretti, 2006)
A efectos prácticos el fenómeno de la plasticidad cerebral podría explicar la máxima budista; Se el cambio que quieres ver.
De hecho cuando en la práctica actuamos de forma consciente de una manera (por ejemplo, actuar de manera como si estuviésemos iluminados) sería posible que estuviésemos estimulando áreas sinápticas más eficaces y así, si por ejemplo una persona  realiza una acción hábil, es muy probable que en una situación similar vuelva a realizar una acción hábil, o a la inversa.
Como Magistretti dice, estamos programados para ser libres, aunque ello puede llevarnos a cometer error y  tener un cierto grado de infelicidad (Punset, 2008b)

Reflexiones
Como seres sociales nos hemos desarrollado en un contexto  de ética convencional y autoritario y cuando asumimos los preceptos éticos podemos caer en la tentación en relacionarnos con ellos del mismo modo en que nos relacionamos con la moral convencional y autoritaria.
Uno de los peligros es tomar los preceptos como mandamientos. Es fácil que en un momento dado nos podamos descubrir reprochando y señalando a alguien cuando los preceptos no se cumplen, tanto a los demás como a nosotros mismos. Cuando nos situamos como jueces y evaluamos  las conductas como talesnos comportamos de esa manera estamos reproduciendo los esquemas de pensamiento y razonamiento que tiene la ética convencional y autoritaria.

Otra implicación práctica es que debemos desarrollar la atención consciente para poder observar todas esas características de la moral innata que mencionan Hauser y Haidt, poniendo especial énfasis en el efecto que el grupo tiene en nuestras acciones.
Aquí es donde deseo recordar una charla que Parami dio hace poco más de un año en el Centro Budista de Valencia (Parami, 2010) evocando una charla pronunciada por Sangharakshita (Evolución o extinción: los problemas mundiales actuales) en la que nos alerta sobre como podemos desarrollarnos en el mundo actual. Creo que deberíamos tener muy presentes las palabras de Sangharakshita cuando nos estimula a crear una comunidad espiritual o retirarnos de los grupos que van en contra de los valores que hemos decidido asumir.
Sabemos que una forma de construir nuestro ego es mediante el espíritu de pertenencia al grupo: soy valenciano, soy español, soy gay, soy del barça, soy cristiano, soy budista. La pertenencia al grupo es un gran constructor del ego y por eso me gusta recordar las palabras del Buda:

“Estar apegado a un cierto ideario  y considerar a otros como inferiores es lo que el sabio denomina una cadena”
Sutta Nipata

Referencias
  • Ansermet, F. y Magistretti, P (2006). A cada cual su cerebro. Plasticidad neuronal e inconsciente. Buenos Aires: Katz
  • Haidt, J. (2006). La hipotesis de la felicidad : la busqueda de verdades modernas en la sabiduria antigua. Barcelona: Gedisa.
  • Parami. (2010). La Sangha. Disponible en http://www.freebuddhistaudio.com/audio/details?num=LOC357.
  • Punset, E (2008 a). Existe una moral innata. Redes 3. Disponible en http://www.redesparalaciencia.com/redes.rss
  • Punset, E (2008 b). Libres y conscientes pero infelices. Redes 14. Disponible en http://www.redesparalaciencia.com/redes.rss
  • Sangharakshita (2008). Una panorámica del budismo. Novelda: Dharma
  • Sangharákshita (1993). El Budismo: la enseñanza y su práctica. Valencia: Fundación Tres Joyas.
  • Sangharákshita. (1997). Los diez pilares del budismo. La base de la filosofía y la ética orientales. Barcelona : Oniro.

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